Subir el Everest en chanclas es complicado.
Intentar doblar una sábana bajera, también.
Pero dar a tus hijos la nutrición que necesitan, no.
(Créeme, esto último es más sencillo de lo que parece. Lo otro no).
No sé cuántas noches mi madre me contó esta historia.
Le gustaba, le hacía gracia.
Era sacada de un libro sin dibujos, lleno de relatos de todo el mundo.
Esta en concreto venía de Reino Unido.
Yo, cuando mi madre me lo decía, me imaginaba Reino Unido más allá de las estrellas, como en el espacio sideral.
Como si para llegar allí hubiera que viajar en cohete.
El caso es que recuerdo tiernamente ese momento como si lo estuviera viviendo ahora mismo.
Si cierro los ojos, puedo oler a mamá, su pelo un poco desaliñado a esas horas del día, el calor en la cama, sus piernas entrelazadas con las mías y esa voz que iba diciendo…
…Había una vez una niña que caminaba perdida por el bosque.
Tenía frío, hambre y miedo.
Al llegar a una cabaña, llamó a la puerta. Un hombre abrió.
—¿Puedo pasar a calentarme, dormir en el suelo y comer un poco de pan? —preguntó ella.
El hombre respondió:
—Eres bienvenida. Puedes quedarte y dormir junto a la chimenea, pero no tengo comida para darte.
La niña sonrió:
—Tranquilo, llevo conmigo una piedra de sopa mágica.
—¿Una piedra de sopa?, ¿Qué es eso?
Preguntó el hombre.
—Si la pones en una olla con agua y la cocinas saldrá una sopa estupenda.
Dijo la niña.
—¡Eso es impresionante!
Dijo el hombre.
—¡Vamos a probarla!
Así que buscó una olla la llenó con agua y la puso en el hornillo la niña echó la piedra de sopa y esperaron a que se calentara el agua.
Al cabo de unos minutos el hombre preguntó:
—¿Cómo va esa sopa?
—Está bastante buena pero estaría aún mejor si tuviera un poco de patata.
—¿Patata?
Respondió el hombre.
—Tengo una patata por aquí.
…
Y así empezó la magia.
Cada vez, la niña iba pidiendo al hombre un ingrediente más para enriquecer la sopa y esta finalmente quedó buenísima.
Pero, la magia nunca estuvo en la piedra, como habrás podido comprobar.
Pienso que todos los niños traen consigo una piedra de sopa mágica que esperan sea apreciada y cuidada para que su caldo sea realmente nutritivo.
Podríamos decir que, los padres somos los responsables de añadir a su olla los mejores ingredientes para que crezcan sanos, fuertes y felices.
¿No crees?
Como madre, es todo lo que quiero para mis hijos.
Y como nutricionista, quiero ayudarte a que tú también lo consigas con los tuyos.
Te cuento más aquí abajo:
En mis 12 años acompañando de cerca a familias, escuchando sus miedos, trabajando para resolver sus problemas con la alimentación y las rutinas de casa, me he dado cuenta de que regalar a nuestros hijos unas buenas bases en alimentación es la mejor herencia que les podemos dejar.
Y créeme si te digo que he visto de todo.
De to-do.
Sé de lo que hablo.
Verás,
Es maravilloso soñar, tener objetivos en la vida, desear que nuestros hijos también los tengan y experimenten la felicidad el mayor tiempo posible, pero…
Sin salud, es absolutamente imposible disfrutar de la vida.
Tan cruel como real.
Y disculpa si sueno un poco dura, pero la realidad que nos rodea en temas de alimentación infantil es bastante preocupante.
Cada vez más niños tienen problemas de salud, originados por malas rutinas alimentarias pero también de sueño, de falta de movimiento, ambientales, etc.
Diabetes, deficiencia de nutrientes como vitaminas y/o minerales esenciales, hiperactividad, enfermedades autoinmunes, alergias, intolerancias, irritabilidad, mala visión, dolores de cabeza, fatiga crónica…,
etc, etc, etc.
Y eso no es normal, por mucho que nos quieran hacer creer lo contrario.
No es normal.
Ni natural.
Aunque si has llegado hasta aquí, es porque también eres capaz de verlo.
Por eso y porque algo dentro de mí me dice que no puedo guardarme toda esta información tan valiosa y debo compartirla con cuantas más familias mejor, nace en mis adentros el objetivo de nutrir infancias y que nuestras criaturas se conviertan en adultos más sanos, fuertes y con hábitos inquebrantables.
Siendo así personas menos manipulables.
Adultos con las cosas más claras, por lo menos en lo referente a su salud.
En definitiva,
Que se conviertan en adultos más libres.
Así que puedes suscribirte a mi lista de correo para recibir cada día una píldora de contenido, un consejo, una reflexión, una historia inspiradora…
En definitiva, mucho valor que te dará la claridad que necesitas a la hora de mejorar la alimentación de tu familia y plantear así mejores hábitos de vida.
Lo que recibes cada día es contenido aplicable, libre de teoría y paja, que yo misma me encargo de simplificar (la nutrición es complicada a veces…) para hacerte llegar lo que sí necesitas para cambiar tu realidad desde hoy.
Y mejorar el bienestar familiar.
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Como ocurría en el cuento de la piedra de sopa que acabas de leer unas líneas más arriba…
Con la alimentación de tus hijos no hace falta magia ni fórmulas imposibles.
(¡OJO! Ni tampoco sentir culpa, ni avergonzarse, ni sentir miedo por no saber).
Lo que necesitan es que, cada día, pongas en su “olla” los ingredientes que los nutren de verdad: comida real, hábitos sencillos, rutinas con sentido.
Piensa que la salud no se construye de golpe.
Se cocina con calma, con cariño y con elecciones pequeñas que, con el tiempo, dan lugar a un futuro fuerte, alegre y lleno de vida.
Y justo ahí es donde puedo ayudarte:
A mostrarte qué ingredientes suman, cuáles restan y cómo transformar la nutrición de tu familia en una base sólida para toda la vida.
Como te decía más arriba, no desde la teoría, no desde lo idílico de un libro,
sino desde la vida misma, real, con prácticas y sistemas experimentados que han ayudado a tantas familias a implementar y mantener rutinas más saludables en sus hogares.
“Ellos crecerán. Y lo que de verdad quedará de ti serán los hábitos que sembraste en su mesa.”
